por Juan Carlos Cevallos
Profesor de teología y editor con Casa Bautista
Sin dudar el capítulo cuatro de Juan es céntrico en el entendimiento de la verdadera adoración; como en ningún otro lugar el Señor es claro en la enseñanza que nos ofrece. También, como en ningún otro pasaje de la Escritura, en este texto se usa varias veces el término adorar.
El maestro conduce a la samaritana por el camino del verdadero aprendizaje. Procuraremos ir recorriendo este camino.
- Jesús le ofrece el evangelio trasformador: el agua viva (vv. 10, 13 y 14).
- La mujer no puede entender de lo que se trata y solo puede ver lo superficial (vv. 11 y 12). Se aferra a la tradición, a lo que siempre se ha dicho y se ha hecho.
- Más tarde (v. 15) la mujer acepta el ofrecimiento de Jesús, pero es indudable que no ha entendido de lo que se trata; se queda solamente en lo superficial y las ventajas inmediatas de aceptar esa clase de agua.
- El Señor confronta a la mujer (vv. 16, 17b-18), pues no es suficiente una aceptación superficial, se requiere un enfrentarse a la realidad. La mujer se debe dar cuenta que se requiere un examen de la vida personal, pues no se pude desligar lo que uno es de lo que uno hace.
- En sus respuestas (vv. 17a y 19) se nota que la mujer está avanzando en su comprensión, de la negación va hasta el reconocimiento.
Jesús ha topado un tema delicado que la mujer no desea seguir hablando, así que la mejor manera, para la mujer, de enfrentar la realidad de las demandas de Jesús es el tema religioso: la adoración. La adoración, tal como la entiende la samaritana (tal vez también nosotros), es un tema que se usa con facilidad para desviar la atención de lo fundamental. El Señor no lo entiende así, y procede a explicar que la adoración también se la debe entender en la correcta dimensión de una vida completa dedicada a Dios.
Se pueden destacar algunos puntos de la enseñanza de Jesús acerca de la adoración.
1) -v21- Una nueva clase de adoración se requiere para el que ha nacido de nuevo. Ya no se dará adoración a un Dios lejano, sino al Padre unido en una relación personal. No depende del lugar ni de las formas. La adoración verdadera no se da, necesariamente, sólo en el templo o la sinagoga, por más “santo” que sea el sitio; puede ser el Gerizim o tal vez puede ser Jerusalén, la ciudad santa por excelencia. No, la adoración a Dios no se pude limitar a un lugar, el Señor ya rompió las paredes de los templos y de las sinagogas, las paredes de la religión.
2) -v22- La adoración es un acto inteligente. En este siglo donde no queremos saber sino queremos sentir, donde hemos trasformado el aforismo “pienso luego existo” a “siento luego existo”, Jesús nos recuerda que es importante conocer a lo que adoramos. Para tener una adoración que agrade al Padre “es necesario conocer mejor a Dios, y eso se logra solo mediante su Palabra”.9 Debemos inteligenciar nuestra adoración, nuestra fe. Tenemos que saber qué adoramos. “Disciplina rigurosa de estudio bíblico va mano a mano con la práctica de la adoración que agrada a Dios”.10 La experiencia no puede ser la norma, los sentidos no pueden ser la guía, solo el conocimiento de Dios que nos da la palabra que tiene autoridad en sí misma, nos capacita para una adoración verdadera.
3) -v23- En primer lugar (“la hora viene y ahora es”), la “nueva” clase de adoración se convierte en “un acontecimiento escatológico que obra Dios mismo por medio de su Espíritu y que se hace realidad por medio de la venida del Revelador”.11 “La única adoración auténtica de Dios es aquella que es operada por medio de la fuerza y de la auto-revelación de Dios”.12 La adoración es un acto presente pero también futuro, es parte de la tensión del “ya pero todavía no” del reino de Dios. En segundo lugar, la frase “Espíritu y verdad” está en paralelo con la frase de 1:14 “amor y verdad”, en donde “el amor se expresa [verdad] en términos de benevolencia desinteresada y generosa; el espíritu expresa el mismo amor en términos de fuerza, vida y acción... El culto con espíritu y lealtad [verdad] es, por tanto, la práctica del amor fiel al hombre. De ahí que excluya los templos fabricados...”13 La adoración que busca Dios es servicio: “dame de beber”. Jesús sigue el tono de Oseas 6:6, pues Dios no necesita ningún homenaje; él exige una acción como la suya: amor.
4) -v24- “Dios es espíritu” “define a Dios, pero no en el sentido metafísico, sino de ‘acuerdo a su trabajo en el mundo’”.14 Es “una descripción de las relaciones de Dios con los hombres”.15 Esta cláusula es paralela a “Dios es luz” y “Dios es amor”, frases que describen el modo en que Dios actúa. “Dios da al mundo su Hijo, que es luz del mundo (3,19; 8,12; 9,5) como un signo de su amor (3,16)”.16 El E(e)spíritu, en Juan, es el poder que se mueve (3:8), es lo que da vida (6:63), el instrumento del nuevo nacimiento (3:5), no es lo intangible y opuesto a la carne, es el poder que nos conduce a la vida auténtica.17 La adoración a Dios, siendo que él es poder en acción en el mundo (espíritu), deja de ser un acto netamente vertical, “desencarnado” y debe ser un acto también horizontal, servicio al prójimo. Dios no quiere dones, quiere comunicarse con su pueblo. Los que participan de la adoración la deben comunicar al mundo. El problema de algunos de los judíos y samaritanos era su dogmática, porque tenían la idea griega de un Dios desencarnado, y también su ética porque pensaban que la adoración nada tiene que hacer con la vida diaria. Podemos usar la “adoración” para desviar la atención y no tomar en serio el mensaje de Jesús que demanda arrepentimiento y acción responsable.
Notas:
9 García, La verdadera adoración, p. 17.
10 Bartley, La adoración que agrada al Altísimo, p. 195.
11 Rudolf Bultmann, Teología del Nuevo Testamento (Salamanca: Ediciones Sígueme), p. 443.
12 Ibíd., p. 434.
13 J. Mateos y J. Barreto, El Evangelio de Juan (Madrid: Ediciones Cristiandad), p. 239.
14 George Beasley-Murray, John. Word Biblical Commentary (Waco: Word Books, Publisher), p. 62.
15 Raymond E. Brown, El Evangelio según Juan .Vol. 1( Madrid: Ediciones Cristiandad), p. 375.
16 Ibíd., p. 375.
17 C. H. Dodd, Interpretación del cuarto Evangelio (Madrid: Ediciones Cristiandad), pp. 228-232.
Primer Congreso Latinoamericano Bautista de Adoración
Primera Iglesia Bautista de Niterói, RJ, Brasil
15 al 18 de marzo de 2000
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