Juan 4 - Adoración en espíritu y verdad....

La enseñanza sobre la adoración en Juan 4 forma parte importante de la visión total del evangelista con respecto al término de las instituciones del Antiguo Testamento en la persona y obra de Cristo. Juan pasa de la idea de Jesús en calidad de verdadero tabernáculo (1:14) y verdadero templo (2:19) a sugerir que cumple con el ideal del monte santo donde es posible tener un encuentro con Dios (4:20-24). 

Al haber exhibido la clase de conocimiento que indicaba que era un profeta (4:18-19), la mujer samaritana pide a Jesús responder a una cuestión controvertida: Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar (4:20). Con tal pregunta, la mujer no buscaba simplemente evitar la cuestión de su propia condición moral y espiritual. Los samaritanos esperaban un Taheb (literalmente, «el que retorna"), que sería un profeta como Moisés (cf. Deuteronomio 18:15-18), más que un Mesías davídico. Entre otras cosas, se esperaba que solucionara estas controversias y restableciera la adoración correcta.46

Jesús desvió la atención del lugar de adoración, un tema de discusión tan importante entre judíos y samaritanos, a la forma de adorar (4:21: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre). Cuando Jesús dice: Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos-, porque la salvación viene de los judíos (4:22), afirma que la adoración samaritana, la cual se basaba en un conocimiento inadecuado de Dios, era falsa. Sin embargo, a pesar de lo que implicaba que la adoración judía se basara verdaderamente en la revelación divina y, por ende, honrara a Dios, esta sería superada por otra:
Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Juan 4:23-24).
Con la expresión la hora viene, y ahora es, Jesús continúa desarrollando la idea presentada en el versículo 21 de que su ministerio inicia una forma totalmente distinta de relacionarse con Dios. En el cuarto Evangelio, el "tiempo" u "hora" que viene se refiere la hora de su muerte, resurrección y retorno al Padre (ej.: 2:4; 7:30; 12:23; 13:1; 17:1). Con estos eventos, el nuevo templo es levantado (2:19) y después es entregado el Espíritu (7:37-39)- No obstante, incluso antes de la cruz, el período de verdadera adoración está presente y operando por adelantado en la persona y ministerio de Jesús.47 Tal adoración sólo puede tener lugar por medio de él, puesto que él es el templo definitivo (2:19-22).

La palabra «verdaderos» (alethinoi) en la expresión «verdaderos adoradores" Qwi alethinoi proskynétai) significa -reales y genuinos», en contraste con lo simbólico y típico.48 La adoración del Antiguo Testamento no era falsa, como lo era la samaritana; pero era, en efecto, la sombra de los bienes venideros(Hebreos 10:1), indicando la realidad que había de llegar en Jesús. La verdadera adoración se define como aquella en espíritu y en verdad {en pneumati kai aletheid).

Jesús no contrasta simplemente el antiguo patrón de adoración externa y cúltica con una nueva espiritualidad interna y universal. Ni judíos ni griegos requerían ser instruidos acerca de la superioridad de una forma espiritual de adoración por encima de una forma cúltica de adoración.49 «Espíritu» y «verdad» están estrechamente relacionados en el retrato que Juan hace de Cristo. Nadie puede ver el reino de Dios o experimentar las bendiciones de los tiempos postreros sin haber nacido de nuevo por el Espíritu (3:1-8). De este modo, con un lenguaje levemente diferente, el Padre engendra a los verdaderos adoradores por medio del Espíritu, que Jesús nos trae por medio de su obra salvadora (Romanos 8:15-16). La primera referencia en Juan 4:23-24 no es al espíritu humano sino al Espíritu Santo que nos regenera, nos trae nueva vida y nos confirma en la verdad (15:26-27; 16:13-15). «Espíritu» y «verdad» son los regalos de Dios por medio de Jesús, mediante los cuales nos mantiene en una relación genuina consigo.

Jesús es la verdad (14:6), quien revela en forma única y particular el carácter de Dios y sus propósitos (8:45; 18:37),50 por lo que los verdaderos adoradores son aquellos que se relacionan con Dios por medio de Jesucristo (ver 17:3). La hora venidera ya está presente porque Jesús atrae la atención hacia sí en su calidad de dador de agua viva (4:10,14; cf. 7:37-39), utilizando una metáfora que combina ambas ideas: él entrega la revelación definitiva y brinda el Espíritu dador de vida.51 El Padre busca quienes se relacionen con él de esta forma porque tal «adoración» concuerda con su naturaleza (4:24).52  Jesús no es el objeto o centro de adoración en 4:23-24, sino el medio por el cual el Padre logra verdaderos adoradores de todas las naciones (cf. 12:32).

Al comienzo de este diálogo, proskynein se refiere claramente a la adoración acostumbrada a Dios tal como la practicaban los judíos o los samaritanos (cf. 12:20). Al avanzar la discusión, sin embargo, se utiliza en conjunto con otros términos para describir la relación con Dios que sólo Jesús puede hacer posible en el tiempo presente, el escatológico. No es una relación ligada en forma alguna a un «lugar» (4:20) o culto terrenal, puesto que la esperanza profética de un templo que sea centro de la adoración universal a Dios en los tiempos postreros se ha cumplido en la persona y obra de Jesús. Tal adoración sólo es posible para quienes reconocen la verdadera identidad de Cristo (4:25-26,42) y le brindan su fidelidad (prosekynesen auto, 938). En efecto, el Cristo exaltado es ahora el «lugar» donde Dios ha de ser reconocido y honrado. Él, en lugar de un templo renovado en Jerusalén o la cima de otro monte santo, es el «lugar» de peregrinaje escatológico para todas las naciones. El Padre no puede ser honrado ahora a menos que se le rinda a Jesús todo el honor debido en su calidad de Hijo (cf. 5:22-23; 8:49).53

Si bien este texto puede sugerir que la adoración cristiana debe ser en gran medida independiente.de las formas, sitios y ceremoniales externos, lo cierto es que tiene algo más profundo y positivo que decir. La enseñanza fundamental de este fascinante pasaje se pierde cuando nos precipitamos a aplicarlo a nuestras actividades congregacionales. Por cierto, es fácil volverse bastante arbitrario en el uso de Juan 4 y argumentar, por ejemplo, que no hay lugar para el descuidado, el impertinente y el frivolo, en nuestra aproximación a Dios,54 o establecer que los dones espirituales combinados con una habilidad musical facilitan la verdadera adoración.55 La adoración del Nuevo Testamento es esencialmente una relación con Dios que él ha hecho posible por medio de su autorrevelación en Jesucristo, y es la vida que se ha hecho posible por medio del Espíritu Santo. Resta explorar en el desarrollo de esta obra las implicaciones de esta enseñanza para las reuniones cristianas.


Notas:
46 Véase J. Bowman, Early Samaritan Eschatology, JSS 6, 1955, p.63. Si bien la mujer expresa la expectativa judía más familiar sobre el Mesías en el v.25, la secuencia en los vv.19-20 sugiere que ella esta operando básicamente dentro del marco del pensamiento definido por Bowman.
47 Los efectos anticipados de la ·hora· de Jesús a la vista entre sus discípulos comienzan apercibirse al hablar Jesús con la mujer samaritana (véase 5:25; 16:32). Véase R.E. Brown, John I-XII, pp.517-518
48 R.E. Brown, John I-XII, pp.500-501. La palabra se utiliza para contrastar los modelos del AT con las realidades del NT: de este modo, Jesús es la luz verdadera (1;9), el verdadero pan (6:32) y la vid verdadera (15:1)
49 R Bultmann, John, p.190, n.4. donde se hace referencia a fuentes judías y paganas que expresan estas ideas.
50 Él santifica a los creyentes en el sentido de que son sacados de su existencia mundana y puestos en la existencia escatológica (17:17,19) R. Bultmann, John, p. 191).
51 R.E. Brown, John I-XII, pp.178-179. Sin embargo, C.R. Beasley-Murray, john WBC 36 (Waco:Word, 1987), p.60, sugiere acertamente que debemos interpretar a Jesús tanto como el agua viva y como quien brinda agua viva a los creyentes·.
52 La expresión Dios es Espíritu no define la naturaleza esencial de Dios en Juan 4:24, sino su modo de actuar y trabajar con nosotros (concuerda R. Bultmann, John, pp191-192). Consecuentemente, no puede existir una relación real entre el homhre y DIOS a menos que primeramente ésta se fundamente en el trato de Dios con el hombre. Véase DA. Carson, John, p.225.
53 La palabra timan en contextos que hacen referencia a Dios puede significar rendir honor por medio de la actividad cúltica y, por ende, significar "adorar· (q.: Xenofón, Memorahilta 4.3. 16-17, Daniel 11:38 [LXX]; 2 Macabeos 3:2, 13:23; Josefo, Antigüedades judías 3.250), Sin embargo, Dio Crisóstomo (Discursos 36.54) y Filón (La obra de Noé como plantador 126, 131) muestran cómo las huenas obras y las palabras apropiadas pueden ser el medio de honrar a los dioses. Véase Mateo 15:4/ Marcos 7:6 (Isaías 29:13).
54 Véase R.P. Martin, The Worship of God, p.19.
55 Véase R Sheldon (ed), In Spirif and in Truth: Exploring directions in music and worship today (London: Hodder & Stoughton, 1989), pp.vii-x.

Peterson David_En la presencia de Dios_Andamio_2003_p.94-97

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